martes, 1 de mayo de 2012

EN UN RESTAURANTE FRANCÉS

Juran los entendidos que ésta fue una situación real que ocurrió hace ya muchos años.

Un hombre entra al restaurante Ritz Carlton de París con su pareja y pide una botella de Mouton de 1928. El camarero regresa con una garrafa de decantación llena de vino y sirve un poco en la copa para que el hombre lo pruebe. Éste toma la copa, lo huele, lo prueba y posa la copa en la mesa comentando con evidente disgusto:
- Esto no es Mouton 1928.
El camarero le asegura que sí y rápidamente 20 personas que escuchan rodean la mesa de la pareja, incluyendo al maître, al gerente del hotel y al chef, quienes intentan convencerlo inútilmente de que sí es el vino que él pidió.
Finalmente a alguien se le ocurre preguntar que cómo sabe él que eso no es Mouton 1928.
El hombre dice muy pausado y claro:
- Mi nombre es Phillipe de Rotschild y yo hice ese vino.
Consternación general.
Entonces el camarero da un paso al frente y admite que esa es una garrafa de decantación de Clerc Milon de 1928, y agrega:
- No podía soportar la idea de consumir nuestra ultima garrafa de Mouton 1928; pero, si no me equivoco, el señor también es dueño de dos viñedos Clerc Milon que quedan en la misma aldea de Mouton, hacen la vendimia a la misma altura, la misma poda, cosechan las mismas uvas al mismo tiempo, ponen el mosto en las mismas barricas, engarrafan el vino al mismo tiempo y usan huevos de las mismas gallinas para la refinación; los vinos son iguales, apenas con una pequeñísima diferencia geográfica.
Rotschild se acerca al camarero al oído y le susurra:
- Cuando usted regrese a su casa esta noche, dígale a su mujer que se quite toda la ropa, métale un dedo por delante y otro por detrás y vea la diferencia de aroma y sabor que puede existir por esa pequeñísima diferencia geográfica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario